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AS DOS CARAS DEL LOBO
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Transcribimos a continuación el interesante artículo aparecido en el periódico "La Vanguardia" del pasado sábado día 21 de febrero de 2004.
De su contenido podemos extraer que los temores que antaño suscitó este mítico animal aún no se han borrado del todo. No obstante, los tiempos han cambiado, y ahora tenemos los medios técnicos y humanos necesarios para hacer compatibles la convivencia y las actividades ganaderas de los hombres con la biodiversitat faunística del Pirineo.
Precisamente y afortunadamente, por esto se ha creado el "INSTITUT PIRINENC DEL GOS DE MUNTANYA DELS PIRINEUS" cuyo principal objetivo es el de lograr que todos los ganaderos que lo deseen tengan sus rebaños debidamente protegidos.

LAS DOS CARAS DEL LOBO

La reaparición de este animal en el Pirineo provoca divergencias entre los ganaderos. Algunos ganaderos sospechan que hay más de un lobo en el Pirineo y que incluso ya ha empezado a reproducirse

JAVIER RICOU - 21/02/2004
Ansovell

Los habitantes de los pueblos situados en la falda del parque natural del Cadí-Moixeró vuelven a verle las orejas al lobo ciento dos años después de que sus antepasados eliminaran, cuenta la leyenda, al último ejemplar visto en esas montañas. El anuncio de la Generalitat del retorno del lobo a esos parajes no ha dejado a nadie indiferente. Mientras unos califican la noticia de auténtica barbaridad y desempolvan historias de insomnio protagonizadas por esos animales, otros aplauden su vuelta y consideran que es de justicia que el hombre recupere una especie que él mismo aniquiló. Victòria, Joan y Josep viven en una de las dos únicas casas que se mantienen abiertas todo el año en Ansovell, un apartado núcleo del Alt Urgell que se levanta al pie del Cadí. Ellos no quieren ni oír hablar del lobo, al que consideran su principal enemigo. Son ganaderos y temen que sus terneros acaben convertidos en alimento de ese depredador.

Esto era lo que ocurría hace más de cien años, tal y como habían oído decenas de veces a su abuelo. Armand Flaujat vive en Bor, núcleo pegado al parque natural del Cadí-Moixeró, a caballo entre la Cerdanya de Lleida y Girona. Él es pastor de ovejas y se muestra encantado con la vuelta del lobo. Armand insiste en que es un error pensar que ahora puede repetirse la historia y ocurrir lo mismo que en el siglo pasado, cuando estos animales llegaron a ser los auténticos dueños de esas montañas y no existían los sistemas de control que pueden aplicarse en la actualidad.

Joan, de la familia de Ansovell, asegura que el lobo hace al menos cuatro años que ya campa a sus anchas por el Cadí. "La pisada que deja ese animal no se parece a ninguna otra y yo ya encontré un rastro, pero cuando lo dije nadie me hizo caso." Aunque este ganadero va mucho más lejos al afirmar que ha sido la Generalitat la que ha llevado el lobo a esas montañas y no se cree la versión oficial, según la cual el ejemplar detectado en el Cadí-Moixeró ha llegado al Pirineo viajando desde los Apeninos italianos.

Armand Flaujat afirma, por su parte, desconocer si el lobo ha sido reintroducido en esas montañas en una operación preparada o ha llegado de forma casual, mientras que otros ganaderos de la zona comparten las sospechas de Joan. De hecho, la opinión generalizada es que hay más de un lobo en el Cadí-Moixeró y que incluso esta especie ha empezado ya a reproducirse en ese territorio. Los que no se creen la versión de la Generalitat recalcan que para la Administración es más fácil decir que el lobo ha llegado por casualidad, después de la polémica provocada con la reintroducción del oso, de la que se informó a los habitantes del Pirineo cuando se habían soltado ya varios ejemplares sin dar opción a los habitantes del territorio a opinar sobre el tema.

La vuelta del lobo ha provocado que se mezclen ahora leyenda y mensajes conservacionistas. Joan, de Ansovell, recuerda historias contadas por su abuelo, como la de un vecino que se trasladó a La Seu d'Urgell para comprar carne para un enfermo y, a la vuelta, se vio acosado por un lobo. Mientras pudo ir tirándole carne, salvó la vida; cuando finalmente se le acabó, el lobo le devoró. Armand de Bor, por su parte, echa mano de datos contrastados y recuerda que en las zonas de España donde se reintrodujo hace años el lobo jamás se ha dado un ataque a un humano por parte de este animal, mientras que enumera las últimas muertes de personas provocadas por perros domésticos.

Otra cosa es la amenaza que supone para el ganado el reencuentro con este depredador. Joan guarda en su memoria otras historias. "Mi abuelo me contaba que las vacas hacían un ruedo para proteger a sus crías. Los lobos se embadurnaban de barro, se acercaban a las reses y movían su cuerpo para expulsar el fango que acababa en los ojos de las vacas. Esa momentánea ceguera la aprovechaban los lobos para franquear la barrera y comerse a los terneros." Los dueños de las reses y ovejas dormían, asimismo, junto a los rebaños en barracas móviles de madera, en forma de ataúd, que trasladaban de una finca a otra.

Armand Flaujat no esconde el riesgo de ataques al ganado. Aunque insiste en que hay métodos para minimizar estos daños. El más efectivo sería la recuperación de los perros de montaña del Pirineo para la protección de los rebaños. "Estos perros nacen en los establos y se crían con la ovejas, con las que crean lazos afectivos y sociales", tal y como explica Joan Ferrer, vecino de Urtx (Cerdanya) e impulsor del Institut Pirinenc del Gos de Muntanya dels Pirineus, que acaba de crearse. "Estos canes actúan como protectores el ganado. Jamás atacan ni se separan de las ovejas, ya que eso sería dejarlas a merced de su enemigo", añade Joan Ferrer. Su misión es ladrar y adoptar actitudes amenazantes para alejar el peligro. Hace cien años estos perros, los únicos capaces de plantar cara al lobo, iban protegidos con collares de pinchos y una especie de peto, también con objetos punzantes, que aún conservan en sus casas muchos ganaderos del Pirineo.

Armand Flaujat se muestra convencido de que con las técnicas actuales será fácil controlar la dispersión y crecimiento de las manadas de lobos, en contra de la opinión de Josep, que augura un negro futuro para el Pirineo si estos animales vuelven a ocupar estas montañas. "Hace cien años ya se quemaron muchos bosques para ahuyentar a estos depredadores y ahora la historia podría repetirse", indica el vecino de Ansovell. Más difícil será, sin embargo, que reaparezca la temida figura del "llobater".

Victòria recuerda haber escuchado historias de este hombre, que tenía amaestrado al líder de la manada de lobos y que cobraba una especie de impuesto a los ganaderos para que sus rebaños no fueran atacados. Las ovejas del que no pagaba tenían los días contados. Armand reitera que en todas estas historias hay mucha más mitología que realidad y el único "llobater" de la era moderna va a ser la Generalitat, en cuyas manos va a estar el control de las manadas de los lobos y la responsabilidad de indemnizar a los ganaderos que puedan verse afectados por este noble depredador.

 
JOAN FERRER i SIRVENT
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