La eclampsia es una enfermedad netamente metabólica que afecta a las perras que están criando a sus cachorros, en especial si éstos son numerosos. Se la conoce con el nombre vulgar de "fiebre de la leche". En la perra generalmente se manifiesta en razas pequeñas, sin embargo, la experiencia nos dice que en el Perro de Montaña de los Pirineos, se presenta más veces de lo que le es atribuible por ser una raza de tamaño gigante. Posiblemente ello obedece al elevado número de cachorros que alumbra por camada. La eclampsia suele aparecer entre los pocos días después del parto y varias semanas más tarde, aunque también puede presentarse poco después del parto o durante el mismo.

Se debe a una disminución de la concentración de calcio sérico. Es lógico que una camada numerosa representa un esfuerzo grande sobre la capacidad de la madre para suministrar calcio, por intermedio de la leche que administra a sus cachorros para el desarrollo de su esqueleto, teniendo en cuenta, que ella ha suministrado este elemento a sus crías durante todo el período de gestación.

Es una enfermedad que comienza en forma casi espontánea con su sintomatología clínica, la hembra comienza a sentirse inquieta, se agita, su respiración es dificultosa, tiembla, tambalea, se tumba sobre un lado como si tuviese un espasmo, sacude sus patas en contracciones violentas, su agitación va en aumento, la respiración es acelerada, el pulso es rápido y la saliva moja parte de su hocico y belfos. Los miembros se tornan rígidos por momentos, no pierde la conciencia y mira con expresión de ayuda. Su temperatura sube hasta 40 o 41 grados. Si no se le atiende, puede morir.

A esta altura de los acontecimientos, amos que nunca han visto una perra en esta situación y desconocen la enfermedad piensan que se ha intoxicado y en un estado desesperante llegan a la consulta del veterinario. Otros comienzan aplicarles remedios "caseros" (aceite con leche) que empeoran totalmente el cuadro, produciendo en algunos casos neumonías por "falsa vía" (la leche con el aceite llegan al pulmón) con consecuencias fatales.

Los espasmos pasan, pero se repiten una y otra vez, con intervalos breves entre cada ataque y si no se aplica un tratamiento correcto, la hembra morirá de agotamiento o fallo cardíaco después de diez o doce horas de comenzados los síntomas. El tratamiento consiste en inyectar gluconato cálcico en la vena.

Una vez tratada la perra, los cachorros no deben por ningún motivo mamar de su madre durante veinticuatro o cuarenta y ocho horas posteriores al ataque de eclampsia. En ese lapso de tiempo que la camada permanece sin su madre deber ser alimentados con leche maternizada para cachorros, luego se los dejará mamar durante lapsos de tiempo reducidos. Si los cachorros tienen más de quince días será conveniente iniciar el destete.

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