E
L SEÑOR DEL ABRIGO BLANCO
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Los habitantes de los valles pirenaicos generalmente conocen las características del color del manto del Perro de Montaña de los Pirineos. Paralelamente, sucede a menudo que las gentes que viven en las comarcas o regiones ajenas a estos valles reciben a menudo una información, o mejor dicho, una desinformación sobre este tema, hasta el punto que si el perro es blanco es un Montaña y si está manchado es un Mastín de los Pirineos.

Los montañeses lo tienen tan claro que en la comarca del Bigorre, al norte de la cordillera, aún se usa la expresión "U ca pla plapat" , sacada del patois labedanes, que significa "perro bien marcado".

Desde la comarca del Bearn a la del País de Foie y en el valle de Aure, también se le conoce como "Pigon", "Pigalta", "Piguette" (color pio), o "mascarón" (cuando domina la máscara de color negro).

Ya en el año 1600 el célebre agrónomo Olivier de Serres, en su libro "Tratado de agricultura y mensaje de los campos", describe dos variedades de grandes perros de los Pirineos: los unos de tonos oscuros para la guarda de las casas, los otros de color blanco para la guarda de los rebaños.

Posteriormente, en el año 1879, el experto cinófilo Kermadec, escribía entre otras cosas, que en los Pirineos Occidentales existía una variedad cuyo pelaje era blanco y negro, y en los Orientales otro tipo de color blanco nieve con manchas gris claro o café con leche, generalmente distribuidas sobre las orejas y cara.

Más tarde, en el año 1917 B. Senac Lagrange escribía que en las altas planicies de Anatolia y en ciertas partes montañosas de Macedonia (en los alrededores de Gornitchevo) se habían encontrado estos perros y que, en la primera de estas regiones, estaban en manos de los pastores turcos, que los empleaban para guardar sus rebaños de los lobos que infectaban la comarca. Eran unos grandes perros de talla entre 70 y 75 cm. a la cruz, de pelaje blanco, marcados solamente por manchas gris rojizo en la cabeza.

Por otra parte, no olvidemos que antes de 1900 los montañeses elegían a los sementales, entre otras cosas, por el emplazamiento de las manchas sobre el pelaje blanco: en la cabeza, en la base de la cola (anillo montañés) y sobre el lomo.

Todas estas características del color del pelaje ya fueron descritas, en el año 1897, por el conde de Bylandt en su obra "Les races de chiens". En el año 1907 el Pastor Club redacta el primer estándar, fuertemente inspirado en la descripción de Bylandt. Después de los ajustes realizados por la R.A.C.P. en los años 1927 y 1948 (en este año sólo en lo que a los espolones se refiere), este mismo Club publica una descripción mucho más completa en el año 1970, que cinco años más tarde fue aceptada por la F.C.I., quedando en este apartado como sigue:
"Blanco o blanco con manchas grises (color pelo de tejón), amarillo pálido o naranja en la cabeza, orejas o nacimiento de la cola. Las manchas color tejón son las más apreciadas. Algunos perros pueden llevar algunas manchas sobre el cuerpo".
Y figurando como defectos:
"Coloración distinta a la indicada anteriormente que denotase cruzamiento"
Y además, como defectos eliminatorios:
"Manchas de pelo negro hasta la raíz"

No obstante siempre nos referiremos a un blanco marfil y nunca a un blanco nieve. Las manchas situadas sobre la cabeza formando una máscara, lo más simétrica posible, que comprenden igualmente las orejas y las situadas en la base de la cola son las más apreciadas, pero también se admiten algunas sobre el cuerpo. El color de estas manchas dependerá del tipo de genes presentes en el animal, enmascarados por el manto blanco. Generalmente, a medida que el perro crece van desapareciendo y sólo persisten, pero mucho más diluidas, las que al nacer eran de tono más subido, siendo más visibles en períodos de muda o cuando el pelo está mojado.

Haciendo una pequeña incursión en el complejo campo de la genética, vemos que la forma más común de un fenotipo completamente blanco en los mamíferos, aunque no en el perro, es el albino -un fenotipo totalmente carente de pigmento no sólo en el manto sino también en los ojos, es un blanco ojos rosa-. Pero cuando hablamos de un perro blanco se trata de un blanco con ojos negros y, en ningún caso, de un verdadero albino, puesto que éste siempre tiene ojos rosa.

Según una de las primeras hipótesis formuladas por Little en 1957 sobre los perros blanco puro, se tratarían de casos extremos de manchado blanco hiperdesarrollado, controlado por el gen recesivo cuyo símbolo es SW, que en el caso del Montaña sería homocigótico recesivo, o sea SW SW, produciendo un animal de ojos oscuros y totalmente blanco, con la excepción de los últimos espacios pigmentados en la cabeza, las orejas y en la zona de implantación de la cola, que son precisamente las ubicaciones delas manchas de color que más tiempo persisten mientras prosigue la extensión del manto blanco total.

De acuerdo con los datos de este mismo autor, en el año 1957, sólo un 24% de perros de Montaña de los Pirineos carecían totalmente de áreas de color.
 
JOAN FERRER i SIRVENT
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