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A DISPLASIA DE CADERA Y EL MODELO MULTIFACTORIAL
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Existen muchos defectos y enfermedades importantes de los que se dice que son familiares debido a que tienden a presentarse en familias, en criaderos o en razas, lo que significa que su incidencia entre los parientes de individuos afectados es superior a la de la población en general. Una posible causa de que un defecto o enfermedad sea familiar es que los miembros de la misma familia, o criadero comparten generalmente el mismo ambiente y pueden, por ejemplo, estar expuestos todos ellos al mismo patógeno. Otra posible explicación es que los miembros de la misma familia, criadero o raza comparten los mismos genes, hasta un grado que depende de su relación de parentesco.

Por tanto, el que una anomalía o enfermedad sea familiar puede deberse a un ambiente común, a genes compartidos, o a una combinación de ambos factores.

Existen defectos y enfermedades debidos a un único gen que son más fáciles de distinguir por qué son familiares, ya que son puestos en evidencia con más facilidad por los componentes de una misma familia, siendo a la vez relativamente más fáciles de erradicar. Por ejemplo, en el caso de una enfermedad o defecto debido a un gen recesivo, todos los homocigóticos para este gen recesivo están afectados, y todos aquellos que tienen uno o dos genes dominantes son normales. La mayoría de enfermedades de gen único tienen el rasgo de "todo o nada": los individuos o bien están completamente afectados (presenta los síntomas clínicos), o bien son completamente normales (no presentan ninguno de los síntomas clínicos pero pueden ser portadores del gen recesivo en el caso de los heterocigóticos).
Un método muy útil de investigar la herencia de los caracteres de "todo o nada" es comparar su incidencia en la población general con la incidencia entre los parientes de individuos afectados.

También existen, sin embargo, muchos defectos y enfermedades familiares que no encajan en ninguna de las categorías de enfermedades de gen único. No obstante, siguen siendo familiares aún después de que todos los aspectos concebibles de un ambiente común hayan sido tenidos en cuenta.
Esto sugiere fuertemente que existe una clase de enfermedades y anomalías que están determinadas, al menos parcialmente, por genes en las cuales los efectos de éstos no son visibles aplicando las leyes de Mendel de una forma sencilla.

Debe entenderse claramente que el término "ambiente" se usa aquí y a lo largo de este artículo en su sentido más amplio, significando literalmente "no genético". Por tanto, un factor ambiental es cualquier factor que no puede ser atribuido a la acción de los genes que determinan la característica considerada. La nutrición, el alojamiento y el clima son factores ambientales obvios, pero también son factores ambientales otros como el sexo y edad del animal, el tamaño de la camada en la que nació y edad de la madre cuando el animal nació. Una clase muy importante de factores ambientales es aquella que incluye los factores que no podemos ni siquiera identificar, no digamos medir, tales como diversos factores no genéticos a los que el embrión está expuesto durante la gestación. Sabemos que tales factores operan, ya que los gemelos idénticos (que comparten exactamente la misma constitución genética) tienen fenotipos diferentes al nacer, en un gran número de características. Sin embargo, aparte de hacer una lista provisional que incluya factores tales como la posición en el útero y el tamaño de la placenta, no se puede hacer nada para controlar estos factores ambientales. Lo único que podemos hacer es reconocer su existencia y recordar que siempre que el término ambiente se usa en un contexto genético, significa mucho más que únicamente el viento y la lluvia.

Antes de seguir, es conveniente pensar en cada individuo en términos de su propensión a contraer este tipo de enfermedades. En este sentido definimos que: propensión es el efecto combinado de todos los factores, tanto ambientales como genéticos, que hacen que un individuo desarrolle un defecto o enfermedad con mayor o menor probabilidad. También debemos introducir el concepto umbral como un cierto nivel de propensión por encima del cual todos los individuos desarrollan el defecto o enfermedad, y por debajo del cual todos los individuos son normales.

Consideremos ahora un defecto familiar, conocido como displasia de cadera en perros, que en el pasado fue atribuido por algunos autores a un gen autosómico (que está ubicado en un cromosoma no sexual) recesivo. En varios estudios diferentes de este defecto llevados a cabo en el pastor alemán, los resultados de los cruzamientos afectado x afectado han dado una proporción del 86% de afectados en la descendencia (Willis,1976). Cruzamientos similares afectado x afectado en el perro de Labrador han producido una media del 63% de afectados en la descendencia (Nicholas, 1975). Siguiendo con la hipótesis del pasado podríamos razonar que la displasia de cadera se podría atribuir a un gen recesivo (a) con un 86% de penetrancia* en el pastor alemán y un 63% de penetrancia* en el perro de Labrador.
En este último caso por ejemplo, tendríamos entonces un 63% de individuos (aa), -homocigóticos recesivos-, con una propensión suficientemente alta como para colocarlos por encima del umbral de manifestación y un 37% de individuos (aa), -también homocigóticos recesivos-, con una propensión suficientemente baja como para colocarlos por debajo de él.

Entonces, podríamos preguntarnos qué factores son probablemente los responsables de esta diferencia en propensión entre los animales (aa). Puesto que la displasia se cadera se diagnostica generalmente mediante la evaluación de una radiografía o por palpación, la clasificación errónea de los individuos ha de tenerse en cuenta desde luego como una de las posibles causas. Pero existen otros factores ambientales que podrían también estar implicados. Por ejemplo, se ha demostrado que el nivel de nutrición y la cantidad de ejercicio durante el desarrollo temprano afectan a la propensión de un animal a la displasia de cadera. La diferencia en propensión podría deberse también a la acción de alelos* de otros loci* que de diversas maneras contribuyen a determinar la forma en que se desarrolla la articulación de la cadera. O podría deberse al efecto combinado de varios factores ambientales y otros genes, que es la explicación más probable. Por tanto, podemos decir que la displasia de cadera se debe a la homocigosidad para un gen recesivo (a) de un determinado locus*, pero que los individuos que son homocigotos (aa) para este gen no tienen todos la misma propensión a la displasia de cadera; existen diferencia en propensión entre los individuos (aa) debidas al efecto combinado de varios factores ambientales y alelos en otros loci.

De hecho, la situación ahora puede representarse mediante una curva de forma de campana o distribución normal de los valores de propensión (valores arbitrarios) para los individuos (aa), como se muestra en la figura 6.3: Aquellos animales que son sobrealimentados y que realizan un ejercicio físico excesivo, y se da la circunstancia que tienen alelos en otros loci tendentes a producir articulaciones de la cadera que encajan mal, tienen una propensión relativamente alta. Los animales con sólo algunos de estos factores que predisponen a la displasia de cadera, serán más comunes que aquellos que los tienen todos, lo que explica la frecuencia creciente de animales con propensiones próximas al punto medio de la distribución o umbral. Una tendencia similar se espera al otro lado del punto medio: aquellos animales que reciben la dieta más favorable y un régimen de ejercicio adecuado, y que se da la circunstancia que tienen alelos en otros loci que tienden a producir articulaciones de cadera adecuadas, tendrán propensiones mucho más bajas, pero serán mucho menos frecuentes que aquellos individuos en los que sólo operan algunos de estos factores que disminuyen la propensión.

El punto crucial a entender es que todos los animales que tengan una propensión menor que el valor umbral, por la combinación que sea de factores ambientales y genéticos, no presentarán displasia de cadera.

Cuando una característica está determinada por el efecto de varios factores, tanto ambientales como genéticos, se dice que es multifactorial. Aquellos defectos y enfermedades que son multifactoriales son mucho más frecuentes en la población en general y relativamente menos frecuentes entre los parientes de individuos afectados que los defectos y enfermedades debidos a un solo gen.

Hemos empezado diciendo que la displasia de cadera podría ser debida a un solo gen con penetrancia incompleta, y hemos terminado por describirla como una enfermedad multifactorial. ¿Cuál de estas dos descripciones o modelos es más adecuado?. Debería resultar obvio de lo dicho anteriormente que el segundo de los dos modelos es más adecuado que el primero. Es más, como hemos visto antes, existen tantos factores genéticos y no genéticos que contribuyen a la propensión a la displasia de cadera que es bastante inútil describir la herencia de la displasia de cadera en términos de un solo locus con penetrancia incompleta.

* Ver en el artículo "Parentesco y Consanguinidad-1", el significado de estos términos.


Bibliografía:
Genética Veterinaria. F. W. Nicholas (1987). 3

 
JOAN FERRER i SIRVENT
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