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OMO EVITAR LOS DESTROZOS
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Son muchos los propietarios que se quejan de las conductas destructivas que realizan sus perros, jóvenes o adultos, cuando se quedan solos en el hogar. Conductas destructivas que se llevan a cabo tanto dentro de la casa, arañando puertas o mordiendo muebles u otros objetos, como fuera en el jardín, rompiendo flores, plantas, arbustos y excavando por todas partes.

En estos casos, los factores que provocan este comportamiento destructivo son tres:
· La ansiedad por separación.
· La falta de ejercicio/estímulos.
· El escaso adiestramiento.
Todos ellos combinados en distintos porcentajes, inciden directamente en la magnitud de los destrozos y hacen que el animal actúe de forma concreta antes, durante y después de la acción destructiva.

Los posibles candidatos a padecer ansiedad por separación son aquellos perros que sienten una gran dependencia hacia el dueño. Esta sobredependencia se crea normalmente sin darnos cuenta, pues desde cachorros se les ha acostumbrado poco o nada a nuestras salidas, además, les brindamos el mayor tiempo posible y todas las atenciones que podemos. Asimismo, suelen ser animales que nos siguen por toda la casa y a los que les encanta echarse a nuestro lado en cuanto tienen oportunidad. Estos ejemplares comienzan a mostrar conductas destructivas cuando por diversas razones cambiamos de domicilio, variamos nuestras costumbres y/o nuestros horarios y se quedan solos a horas diferentes a las habituales o durante más tiempo. Así se ven privados de la presencia del dueño y sus atenciones.

Generalmente, las manifestaciones de ansiedad por separación empiezan cuando todavía estamos en casa y nos preparamos para salir. El perro está inquieto, su nerviosismo va aumentando, anda de un lado a otro, respira aceleradamente y llora o gime. Una vez se queda solo, el tiempo que transcurre desde nuestra salida hasta que empieza a comportarse de forma destructiva, puede variar de pocos minutos a una hora, y siempre explosiona cuando los niveles de ansiedad y excitación alcanzan su punto máximo. Este estado de ansiedad y excitación busca una válvula de escape para desahogarse y/o entretenerse y la encuentra, según el caso, ladrando hasta llegada del dueño, haciendo las necesidades en cualquier lugar, arañando las puertas, mordiendo objetos, o escarbando por todo el jardín. Esta es la razón de su comportamiento, lo que algunos dueños piensan y denominan erróneamente "venganza, despecho...". Después, cuando regresamos, nos recibe con una alegría exagerada, a no ser que en otras ocasiones, les hubiésemos castigado al encontrar los destrozos.

Si, como hemos visto, la salida del dueño origina la ansiedad y excitación del perro y junto con la falta de estímulos/ejercicio desemboca en un comportamiento más o menos destructivo, el proceso más adecuado para corregir esta conducta se basa principalmente en acostumbrarle a nuestras ausencias y esto debe incluir cambios progresivos en nuestra relación con él, adiestramiento básico en obediencia, sesiones de ejercicio físico y proporcionarle algún estímulo cuando se queda solo.

Progresivamente, iremos instaurando una relación algo más independiente, nunca le prodigaremos atenciones o caricias cuando las exija y le impediremos que nos siga constantemente por toda la casa o el jardín. El adiestramiento es sumamente necesario para enseñarle que no siempre puede estar con nosotros y acostumbrarle a la separación. Es importante que le dejemos quieto en la posición de sentado o tumbado, al principio durante cortos períodos de tiempo que iremos aumentando paulatinamente hasta llegar a una hora. Cuando el animal tenga cierto dominio de este ejercicio, lo practicaremos abriendo y cerrando la puerta de la calle, para posteriormente salir y entrar varias veces al día.

Antes de salir, mostraremos cierta indiferencia y evitaremos que nos vea llevar a cabo preparativos o hábitos rutinarios, por ejemplo, ponernos la chaqueta, preparar el maletín o bolsa de trabajo, coger las llaves del coche, etc. También es importante que salgamos de casa cuando el perro está entretenido. Para este fin, proporcionaremos algún estímulo, entre otros, huesos de tripa para que los muerda o grandes pelotas para que se entretenga jugando. Estos estímulos deben dejarse a su alcance unos minutos antes de quedarse solo y recogerse unos minutos después de nuestro regreso. De esta forma, además de proporcionarle una alternativa a los objetos que tiene por costumbre morder, estará entretenido. Por otra parte, es conveniente que tenga una buena sesión de ejercicio antes de nuestras salidas, pues al desgastar parte de su energía se encontrará menos ansioso y excitado.

También es interesante que evitemos el silencio total cuando se queda solo, para ello podemos dejarle encendido un aparato de radio en una emisora donde hablen con regularidad o emitan música tranquila y relajada. Con este pequeño truco haremos que su soledad se vuelva más soportable.

A nuestro regreso, si durante su soledad ha destrozado algo no permitido, no debemos ponernos a recoger y limpiar los restos delante del animal, pues podría entender nuestro comportamiento como una muestra de interés por lo que ha hecho y probablemente volvería a repetirlo. Tampoco debemos castigarle si no le cogemos "in fraganti", ya que probablemente no entenderá el motivo de nuestro enfado.

 
JOAN FERRER i SIRVENT
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